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Entre las palabras modernas manipuladas por los falsos ministros para explotar la fe e introducir herejías destructoras en la iglesia, esta la expresión de “yo decreto” la cual es un atentado brutal con el principio de la soberanía de Dios y el Señorío de Cristo, y para ello vamos a analizar a fondo el sentido etimológico de esta terminología, para demostrar su mal uso dentro de la iglesia evangélica.
Mario E. Fumero
Entre las palabras modernas manipuladas por los falsos ministros para explotar la fe e introducir herejías destructoras en la iglesia, esta la expresión de “yo decreto” la cual es un atentado brutal con el principio de la soberanía de Dios y el Señorío de Cristo, y para ello vamos a analizar a fondo el sentido etimológico de esta terminología, para demostrar su mal uso dentro de la iglesia evangélica.El término “decreto” según la lengua española significa “Decidir o determinar una persona u organismo que tiene autoridad para ello: el juez ha decretado prisión para el detenido”. Según la enciclopedia es “ un tipo de acto administrativo emanado habitualmente del poder ejecutivo y que, generalmente, posee un contenido normativo reglamentario, por lo que su rango es jerárquicamente inferior a las leyes”[1]. En el sistema monárquico este término envuelve las ordenes emanada por un Rey que ejerce los tres poderes (Legislativo, ejecutivo y judicial) al cual deben sujetarse todos sus súbditos de su reino. Estos decretos son disposiciones menores en comparación con las leyes existentes y siempre proceden del gobernante o autoridad máxima dentro de un reino o gobierno. La expresión Decretar se emplea en el sentido de resolver un asunto gracias a la intervención de un juez o de una autoridad gubernamental: decretar leyes. Determinar, resolver, ordenar, mandar ydecidir son los términos equivalentes, no marcados en su uso y que son ejercidos por un rey, juez o gobernante.
En el sentido Bíblico se establece dos tipos de decretos. En primer lugar emana de Dios, al dar órdenes a su pueblo después de establecer estatutos o leyes (Núm. 9:14, Sof 2:3) y en segundo lugar las emanada por un rey o príncipe para establecer una determinada conducta en sus súbditos (Esd 6:3, Dan 6:15) como hizo el Rey Darios. Por lo tanto, para decretar hay que tener autoridad de gobierno o señorío, pues es función de aquel que gobierna sobre todas carne.
Si el decretar es una función de autoridad suprema o gobierno ¿Sobre qué base ciertos ministros o pastores dan decretos a las personas que les ministran? ¿Y dónde aparece esta terminología en el Nuevo Testamento? Si Ud. busca una concordancia y consulta si aparece esta palabra en el Nuevo Testamento, vera que no aparece ni una sola vez, porque Jesús nos hizo siervos, y no gobernantes soberanos de un reino terrenal. El usar este término dentro de la iglesia por parte de un hombre es incorrecto, además se vuelve herético cuando le ordenamos a Dios que haga lo que yo quiero. ¿Quién le dice a un presidente o jefe superior “yo te ordeno”? ¿Quiénes somos nosotros para ordenarle a Señor Jesús o a Dios que haga lo que yo le quiero? Esto es incorrecto, inmoral e impensable dentro del sistema de un reino, y por lo tanto es una blasfemia.
Uno de los principios doctrinales más importante dentro de la teología cristiana es la proclamación de la soberanía de Dios, y en esta web hay muchos artículos sobre este tema. ¿Qué significa soberanía? según la clásica definición de Jean Bodin en su obra de 1576 se describe como soberano “«el poder absoluto y perpetuo de una República»; y soberano es quien tiene el poder de decisión, de dar leyes sin recibirlas de otro, es decir, aquel que no está sujeto a leyes. Aunque inmediatamente después, añade Bodin, “Si decimos que tiene poder absoluto quien no está sujeto a las leyes, no se hallará en el mundo príncipe soberano, puesto que todos los príncipes de la tierra están sujetos a las leyes de Dios y de la naturaleza y a ciertas leyes humanas comunes a todos los pueblos” por lo cual la soberanía es atributo exclusivo de Dios, y nadie puede usurpar este derecho. Por lo tanto, nadie puede decirle a Dios lo que tiene o no tiene que hacer, y aquel que hace decreto, además de exaltarse, esta usurpando un papel que no le corresponde, convirtiéndose en un blasfemo. Así que cuidado con usar este término para manipular a la gente, o manipular a Dios mismo. Tales ministros comenten acciones blasfemicas y heréticas, por lo tanto, dice la Biblia que de los tales apártate (2 Tim 3:5).
Fuente:http://contralaapostasia.com/2011/08/02/%C2%A1yo-decreto%E2%80%A6%C2%A1-2/#more-6198
Aquí les dejo estos vídeos para complementar
Fuente:http://contralaapostasia.com/2011/08/02/%C2%A1yo-decreto%E2%80%A6%C2%A1-2/#more-6198
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