¿Recuerda usted lo que sueña? Usualmente nuestros sueños reflejan lo qué ha ocupado nuestras mentes durante el día. Pero a veces Dios usa sueños para comunicarse con los humanos. Hallamos unos ejemplos de esto tanto en el Antiguo como el Nuevo Testamento. En el tiempo de Daniel, Dios da a un rey pagano un sueño que lo preocupa.
El rey se despertó de mal humor. Llamó a sus sabios porque deseaba entender su sueño: “Respondió el rey y dijo a los caldeos: El asunto lo olvidé; si no me mostráis el sueño y su interpretación, seréis hechos pedazos, y vuestras casas serán convertidas en muladares” (2:5).
Daniel sólo llegó a enterarse de todo esto cuando Arioc, capitán de la guardia del rey, llegó para matarlo. ¿Qué haría usted en un momento de crisis como este? Lo que pedía el rey no era razonable. Lo que proponía era injusto. El castigo asustaría a cualquiera. Daniel habló “sabia y prudentemente” y pidió al rey un tiempo. “Luego se fue Daniel a su casa e hizo saber lo que había a Ananías, Misael y Azarías, sus compañeros, para que pidiesen misericordias del Dios del cielo sobre este misterio, a fin de que Daniel y sus compañeros no pereciesen con los otros sabios de Babilonia” (2:14-18).
Crisis personal: ¿Estaba consciente Dios de la crisis vivida por estos hombres? ¡Por supuesto que sí! ¿Podía Dios haber evitado esta crisis? ¡Sí! Pero Dios estaba detrás de esta crisis. Fue Dios el que motivó el sueño del rey. Esta crisis fue diseñada por Dios para acercar a estos varones más a Él, para que ellos se acercasen más los unos a los otros y por medio de esta crisis ponerles en posiciones importantes en el imperio babilónico. La reacción de Daniel fue convocar una reunión de oración.
Juntos, pidieron misericordia, no al rey sino al Dios del cielo. Su vida fue preservada, el rey reconoció que el Dios de Daniel era el “Dios de dioses, y Señor de los reyes” (2:47) y Daniel y sus 3 amigos fueron promovidos en la administración de Babilonia. Nuestro Dios aún “es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros” (Efesios 3:20). ¿Está usted pasando por una situación difícil? ¿Alguien está siendo irrazonable con usted? ¿Vive usted una situación injusta? ¿Le asustan las posibles consecuencias? Busque unos amigos cristianos y únanse en oración. La oración libera las abundantes misericordias de Dios.
Crisis nacional: Mientras estudiaba los escritos del profeta Jeremías, Daniel llegó a estar consciente y preocupado por el estado espiritual de la nación de Israel. ¿Qué hizo Daniel con esta carga? “Y volví mi rostro a Dios el Señor, buscándole en oración y ruego, en ayuno, cilicio y ceniza” (9:3). La respuesta de Daniel a una crisis nacional es la misma que a una crisis personal: orar. Daniel busca las misericordias de un Dios misericordioso. “Inclina, oh Dios mío, tu oído, y oye; abre tus ojos, y mira… no elevamos nuestros ruegos ante ti confiados en nuestras justicias, sino en tus muchas misericordias. Oye, Señor; oh Señor, perdona; presta oído, Señor, y hazlo; no tardes, por amor de ti mismo…” (9:18,19). En los escritos de Esdras y Nehemías leemos cómo Dios respondió esta oración de Daniel. Sus múltiples misericordias se hicieron evidentes cuando muchos judíos salieron de Babilonia y regresaron a Judá. ¿Necesita usted las misericordias de Dios? ¿Le está pidiendo a Dios misericordias? “Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido” (Juan 16:24).
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